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Apocalipsis 1865: Capítulo 4


Capítulo 4

El sol comienza a caer y el cielo comienza a teñirse de un rosa desteñido. El pueblo empieza a caer en la penumbra de la noche y a lo lejos no diviso ningún movimiento en el pueblo.
Me acerco silenciosamente, intento sostenerme el tiempo suficiente para llegar al pueblo, escoger una casa, y comer algo.
Parece un objetivo muy fácil, aunque en este mundo ya no hay nada simple.
Heartland es un pequeño pueblo, no tiene más de diez casas, y podríamos considerarla una aldea.
Años atrás, rebosaba la alegría, ya no. Reina el silencio, y algunas veces puedo percibir algún que otro portazo a causa del frío viento y andares pegajosos. Espero equivocarme.
Temo en estos instantes, que algo me delate, un ruido. Aunque, afortunadamente, no pasa nada. Igualmente, me aterra la idea de morir sin volver a ver a mi familia, y eso me da fuerzas para continuar en pie. También, me preocupa la posibilidad de que mi hijo salga de una de estas casas convertido en uno de ellos. Entonces, me volaría el cerebro.
Ando con delicadeza mientras me quito las imágenes de la cabeza, y sólo pienso en el pueblo.
Tengo sed, mucha sed, me quiero zafar de este sabor de boca lo antes posible, pero no me es posible en estos momentos. Me duele la cabeza, y no es una gran novedad en estos últimos días, parece que me va estallar.
Me siento, sucio, y es la verdad. Llevo mucho tiempo sin bañarme ni afeitarme la barba, hacen de mi un tipo dejado, abandonado o desaliñado, aunque ya no importa lo que digan de mí. Ya no hay gente.
No pienso afeitarme, en unos meses. Creo que la barba hace de mí un hombre. Sinceramente, no tengo ganas de hacerlo. Me siento débil. Y la verdad, es que me gusta mi estilo de bohemio. Parezco interesante con esta barba.

El terreno donde está situado el pueblo está despejado y llano, una llanura verde, llena de césped.
En frente de mí está el pueblo. Un lugar aterrador, y lúgubre que no me gustaría visitar, aunque no tengo otra posibilidad para intentar encontrar algo de comida o agua.
Me acerco a una casa y abro la puerta lentamente. Comienzo a respirar entrecortadamente, y me pongo nervioso.
La casa huele a humedad y a cerrado. Consigo identificar el aroma a putrefacción en el interior, y me da indicios de lo que puede haber dentro de la casa.
Sé que hay algo muerto, pero la pregunta es: ¿Se moverá?
No lo sé, sigo andando lentamente. Me preparo para disparar y cargo el fusil.

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