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Apocalipsis 1865: Capítulo 3

Capítulo 3


Las cosas que más miedo me dan, lo que más temo que suceda, se han mezclado en una apoteósica pesadilla de la que he despertado para encontrarme con algo aún peor.
He visto morir a mi familia, ¿Cuántas veces? ¿Decenas? ¿Centenares? ¿Cuántas veces me han desgarrado mis familiares convertidos en No Muertos? ¿Cuántas veces he llorado mientras contemplaba aquellas pesadillas tan reales?
Despierto con un reguero de sudor recorriéndome la frente. Cojo rápidamente la pistola y compruebo a mi alrededor que no haya ningún visitante inesperado.
Aunque, no hay No Muertos, no consigo ver a Tornado. ¿Dónde se ha metido? Recuerdo que lo até esta noche a un árbol, o no. No sé, estoy confuso y desorientado en estos instantes.
Me levanto a duras penas y me acerco al árbol que amarré a Tornado. Hay una cuerda bajo mis pies, está rasgada.
No creo que Tornado se haya escapado él sólo, algo la habrá rasgado, pero, ¿Qué lo ha hecho? ¿Un zombi? ¿Un ladrón? ¿Otro animal?
Espero, que esté bien, y que no haya muerto. Era mi único compañero en este mundo, y bueno, él siempre estaba ahí cuando yo le necesitaba.
Durante un instante me pregunto cómo verá el pequeño Nick que Tornado ha desaparecido, pero después logro quitármelo de la cabeza y continúo con mi travesía a pie.
Si en estos momentos algún No Muerto surgiera de los arbustos lo tendría muy fácil para atraparme, ya que estoy débil y no encuentro comida desde hace varios días.
Estoy perdiendo muchos kilos a causa de la falta de alimentos. No recuerdo haber tenido los huesos tan marcados como ahora.
Intento seguir a pie, hasta el pueblo más próximo, pero me es imposible. Mis piernas comienzan a fallar y caigo de rodillas en el suelo.
Necesito comer algo lo antes posible, y si es posible, vivo.
Cuando sé que todo está perdido, oigo una rama que se rompe. Un conejo sale centelleante de unos arbustos y atraviesa el pequeño camino de tierra y llega a otros setos, perdiéndose entre la vegetación.
Consigo levantarme otra vez, no puedo andar muy deprisa, porque mis huesos se niegan a hacer movimientos bruscos, pero mantengo un buen ritmo para llegar a un lugar seguro antes del anochecer, y ese refugio es: Heartland.
Heartland es un pequeño pueblo, que está a más de treinta kilómetros de mi granja. He ido en muchas ocasiones para conseguir comida, y también para pescar algún que otro pez en el lago.
Durante, estos últimos años no lo he visitado, ya que he encontrado suficiente comida para alimentarme, aunque no la suficiente que el cuerpo necesita.
Al cabo de más de tres horas de marcha, diviso un pueblo a lo lejos, no me equivoco: es Heartland.


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